En el templo al final de la calle, una señora ora a la Diosa de la Fortuna. Hace sus ofrendas de incienso y de fruta, y las reverencias de lugar, cuanto más bajo mejor.
A la salida, una fila de adivinos de la suerte, por una módica suma, le diran si sus ofrendas han sido bien recibidas.
Me imagino que esos adivinos, se comen todas esas frutas!
great photo!! i really like this temple! :D We have to go there and do it real justice once the weather is better.... if the weather gets better!
La fruta no se deja, después de rezar se vuelve a llevar para casa y es fruta bendecida.
Un saludo.
Todos somos supersticiosos, en mayor o menor grado. Aunque yo no caminaría hasta el final de la calle para pedir algo que sé no se cumplirá. Jo, jo.
Los ritos ya no son entretenidos estos días. Antes al menos la gente se bañaba en sangre, bailaba o alguien moría. Ya no tienen rating.
Saludos.
indigente! Como puedes decir que los ritos ya no son entretenidos!! tú más que nadie, que vienes de una tierra tan rica en costumbres como la mexicana!!
Yo iría al templo al final de la calle todos los días si pudiera, es precioso, con unos jardines de muerte!